En verdad... prefiero guardar silencio y reprimir las palabras.
Para no lastimar, para sentir la herida más fuerte y poner a prueba mi fortaleza.
No sé a quienes les he hecho esta pregunta: ¿sabes lo que significa el silencio?
Hasta ahora nadie me ha dado la respuesta correcta... al menos la respuesta que espero o quiero escuchar... yo misma a veces dudo de conocerla. ¿que sucederá cuando la descubra?... desconoceré mi reacción.
Llega un momento en que me cansan las palabras... las poderosas palabras que cautivan y te convierten en cómplice de alguien. Me aferro a creer en el lenguaje energético, el químico que se impone a la distancia y al tiempo... creer más en la mirada y en las manos que en el propio pensamiento.
Eso debería hacer... dejar descansar mi cabeza... detenerme un momento y no pensar... solo sentir, sentir, sentir, sentir.... aunque quizás sienta demasiado.
Frenar ese loco impulso de recrear las escenas que me dañan, desconocer el significado que me liga a ellas y desconectar el sentimiento que provoca.
Es hora de mirar la playa solitaria, perder la mirada en el horizonte sin buscar algo... al grado de querer salir del cuerpo y perderse allá donde no existe ni el tiempo ni el espacio.
Trágico cuando llegue el tiempo de respirar y no vivir, dramático cuando no exista una razón por qué luchar... triste cuando se pierda la fé.
Para no lastimar, para sentir la herida más fuerte y poner a prueba mi fortaleza.
No sé a quienes les he hecho esta pregunta: ¿sabes lo que significa el silencio?
Hasta ahora nadie me ha dado la respuesta correcta... al menos la respuesta que espero o quiero escuchar... yo misma a veces dudo de conocerla. ¿que sucederá cuando la descubra?... desconoceré mi reacción.
Llega un momento en que me cansan las palabras... las poderosas palabras que cautivan y te convierten en cómplice de alguien. Me aferro a creer en el lenguaje energético, el químico que se impone a la distancia y al tiempo... creer más en la mirada y en las manos que en el propio pensamiento.
Eso debería hacer... dejar descansar mi cabeza... detenerme un momento y no pensar... solo sentir, sentir, sentir, sentir.... aunque quizás sienta demasiado.
Frenar ese loco impulso de recrear las escenas que me dañan, desconocer el significado que me liga a ellas y desconectar el sentimiento que provoca.
Es hora de mirar la playa solitaria, perder la mirada en el horizonte sin buscar algo... al grado de querer salir del cuerpo y perderse allá donde no existe ni el tiempo ni el espacio.
Trágico cuando llegue el tiempo de respirar y no vivir, dramático cuando no exista una razón por qué luchar... triste cuando se pierda la fé.